El agua en sus diferentes estados es un motivo siempre atractivo de fotografiar, es la reina del paisaje. En este caso me gustaba el contraste con las hojas y los colores dorados de las rocas. Una velocidad lenta nos permitirá resaltar la sensación de movimiento y conferirle una textura sedosa. Lo más difícil es controlar las zonas que reciben más luz y que pueden salir quemadas. El bracketing de la cámara (realizar exposiciones con diferentes combinaciones de velocidad y diafragma, sobreexponiendo y subexponiendo respecto a la toma inicial) nos asegurará una buena imagen.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario