Las imágenes reflejadas en aguas tranquilas siempres son evocadoras, sobre todo cuando se convierten en un espejo. El paisaje transmite serenidad y las líneas suaves del Pirineo nevado junto con las nubes blancas contribuyen a ello. El horizonte en el centro, para romper las normas y una sensación de amplitud facilitan una contemplación placentera.
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