Siempre que hay un río en algún paraje natural (Ordesa en este caso) me gusta ir asomándome a sus orillas en busca de imágenes atractivas. En este caso, a quince bajo cero de temperatura, fuí remontando el río Arazas para descubrir después de atravesar la arboleda, el infierno azul. La dominante de la toma y la presencia de hielo y nieve producen una sensación muy fría pero a mi entender muy atractiva. Lo que estáis viendo es justo lo que recuerdo.
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